La Palabra de Dios produce los cambios permanentes en la vida de la iglesia. Ella es la guía y base para formar y organizar la vida de la iglesia local.
Desde su nacimiento, la Iglesia de Jesucristo ha sido objeto de mucha persecución, hasta el punto que una buena cantidad de sus miembros han sido asesinados por el hecho de crear y vivir en el nombre y la doctrina de Jesucristo.