E

n los momentos difíciles que amenazan nuestras vidas somos mas propensos a buscar en otros la satisfacción de nuestras necesidades, olvidando que solo Dios puede verdaderamente satisfacer la sanidad que urge a nuestros corazones. La realidad es que somos mas vulnerables o susceptibles a ignorar esta verdad cuando experimentamos momentos de soledad o aislamiento social, ya sea por condiciones médicas, o el caso de una pandemia que obligue una cuarentena autoimpuesta como el coronavirus.

En los momentos difíciles que amenazan nuestras vidas somos mas propensos a buscar en otros la satisfacción de nuestras necesidades, olvidando que solo Dios puede verdaderamente satisfacer la sanidad que urge a nuestros corazones.

Cuando nuestras vidas se encuentren en medio de un escenario que percibimos como amenazante y perturbador para nuestro sosiego o paz, debemos enfocarnos no en una cosa, sino en alguien…, en Dios. La respuesta del, ¿por qué…?, creo que es bastante lógica asumiendo que usted tiene una correcta noción acerca de su humanidad, Dios y el evangelio. Aunque uno de los atributos distintivos de la humanidad es la capacidad de hacer una elección moral y racional, cualquier determinación o decisión humana se vera comprometida por nuestra condición como pecadores y por aquellas cosas que hemos idealizado como verdades inquebrantables. Nuestra comprensión o incomprensión de estas cosas determinan en gran medida nuestra percepción de todo: nuestra existencia, la vida, el mundo, Dios; etc. Algunas concepciones por ejemplo de Dios están centradas en ideas filosóficas, antropológicas y teológicas totalmente desviadas. Es muy grande aun la incomprensión de verdades fundamentales acerca de Dios. Por ejemplo, las divergencias existentes respecto a la manera en la que Dios es definido. Para algunos, erróneamente, Dios es una especie de fuerza impersonal; para otros Dios ciertamente existe como tres personas, entiéndase como: El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo siendo cada persona plenamente Dios y aun así afirmando que hay un solo Dios lo cual es lo correcto y bíblico: Génesis 1:26, Juan 14:15-17, Mateo 3:16-17, Mateo 8:28, Colosenses 2:9, 1 Corintios 8:6 y muchos otros. De igual manera, no creer que Dios es soberano y la incomprensión acerca de nuestra libertad como seres humanos nos lleva a adoptar ideas que parecen hallar mejor aceptación aun cuando no gocen de apoyo bíblico.

Aunque uno de los atributos distintivos de la humanidad es la capacidad de hacer una elección moral y racional, cualquier determinación o decisión humana se vera comprometida por nuestra condición como pecadores y por aquellas cosas que hemos idealizado como verdades inquebrantables.

Tenemos quizás una comprensión bíblica generalizada de los beneficios de padecer en Cristo, pero la realidad es que no siempre serán conocidos los fines de Dios a través de los cuales cumple sus propósitos. Aun así, tenemos la certeza de que las cosas que Dios permita en nuestras vidas tendrán un glorioso final pese al sufrimiento, Romanos 12:12-14, Romanos 5:3-5, Romanos 8:28.

Al pensar en Cristo y el dolor, no puedo dejar al margen la manera jubilosa en la que Cristo se sometió a los peores tormentos jamás experimentados por alguien. Es cierto que las tentaciones no representarían ningún problema para nosotros si nuestra naturaleza no fuese una corrupta… pero lo es. La buena noticia, es que nos fue dada una nueva naturaleza para poder hacer la voluntad de Dios, vivir en obediencia y santidad. Ante las dificultades que podamos experimentar, mantengamos una vida de verdadera lealtad a Dios, siendo sumisos a él aun en los días difíciles. Siendo vivificados mediante la obra poderosa del Espíritu Santo nuestras vidas pueden y deben manifestar una autentica devoción que rehúse marchitarse aun en la aciaga prueba.

Oración sugerida

“Dios acudo a ti pidiendo por todos los hermanos que estén pasando por momentos difíciles. Te pido para ellos fortaleza, paz y el consuelo que solo tu puedes darles. Solo tu puedes satisfacer las necesidades mas apremiantes de nuestras almas. Sobre todo, pido para que aun en el dolor y el quebranto dispongas de nuestras vidas para traer gloria a tu nombre, Amen”.

—Pr. Albert Cuadrado


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12/11/21
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